Y aún siento que falta algo

«Desde estos campamentos de refugiados saharauis en Argelia y desde nuestra propia tierra, ocupada desde hace cuarenta años por Marruecos, no pedimos nada. Esperamos poco. No confiamos en las resoluciones de las Naciones Unidas. Los mayores hemos sufrido una guerra y queremos evitar pasar por otra. Sin embargo los jóvenes nos preocupan, no encuentran esperanzas, no creen ya en la paz como solución. Otros cuarenta años así no podrán aguantar. No es un buen futuro para ellos. Para nadie».

¿Hasta cuando?

«A vosotros, que os acercáis al pueblo saharaui, os pedimos sólo esto: que habléis de nosotros, que contéis nuestra historia, allá donde podáis, a todo el mundo. Que el pueblo saharaui seguirá aquí, luchando hasta que le devuelvan lo que es suyo. Hasta entonces, aquí estaremos».

Se hizo de noche. ¡Qué gran rato pasamos! ¡Gracias Abdullah por ese trocito de nuestra historia! Gracias por compartir conmigo toda esa sabiduría. Es la hora de rezar por última vez antes de dormir. Sus 93 años de juventud no le permiten hacer grandes esfuerzos. Se disculpa antes de dar por finalizada nuestra conversación, comienza el rezo junto a su mujer y al terminar se levanta y se marcha directamente a preparar la jaima en la cual, desde hace treinta y nueve años, descansan cada noche sus ilusiones.

«Mañana no será un día más, será uno menos. Uno menos para ser libres por fin»

Valor y sacrificio

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Desfile de veteranos. Campamento de refugiados saharauis de Dahjla. Argelia

Fotos: Fernando Gutiérrez ©

«No abandones jamás al pueblo saharaui. No te olvides nunca de este infierno en la tierra. Recuerda que desde esta cárcel sin rejas, en este mundo de arena, tampoco se olvidarán de ti».

SoldadoSaharaui regresando a jaima

Joven soldado del Frente Polisario regresando a su jaima en el Campamento de Refugiados de Dahjla en Argelia.

 Foto: Fernando Gutiérrez ©

«Desde la frontera se escuchan gritos, ruidos, sonidos que permanecen en nuestra memoria durante un tiempo y que después, terminan perdiéndose para siempre. Nos hemos acostumbrado al dolor. Hemos nacido y crecido en medio de un conflicto sin resolver, ¡casi cuarenta años después!. No podemos más».

Los jóvenes saharauis creen que el tiempo se agota. Saben que una guerra sólo provoca dolor en ambos bandos. Y que desde el dolor no se construye un mundo nuevo, ni siquiera uno mejor que el anterior. Pero son jóvenes. Y mientras sus abuelos descansan y aguardan el momento de pasar de esta vida a la otra, los jóvenes discuten acerca de si la vía diplomática o el conflicto terminarán aclarando un poco su futuro. Son ellos, jóvenes y niños, los que al final sufren las crueles consecuencias de los juegos y de las decisiones de sus mayores. ¡Qué fea coincidencia! La parte que más sufre de nuestra historia es, casi siempre, la más feliz de todas.

SONRISAS del MUNDO

Un mundo de alegría y de felicidad, de sonrisas y de magia; un mundo de «pallasos en rebeldía» y de flores que crecen donde las minas desaparecen; el mundo de las sonrisas y de la riqueza humana, el que se esconde detrás de cada montaña y el que encuentras en el último rincón del desierto.

El universo feliz de aquellos que no necesitan casi nada para sentir, de verdad, que lo tienen casi todo.

Alegría y felicidad

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Halifa y su hermano Ahmed disfrutan haciendo pompas juntos.

Foto: Fernando Gutiérrez ©

Sonrisas y magia

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Asma sonríe feliz mientras su hermana Wafa y yo jugamos con el reflejo de sus gafas.

Foto: Fernando Gutiérrez ©

«Pallasos en Rebeldía»

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«Pallasos en Rebeldía» cerrando el desfile, repartiendo sonrisas en Dahjla con motivo del FiSahara 2014.

Foto: Fernando Gutiérrez ©

Por cada mina una flor

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«Así quedó el jardín del proyecto Por Cada Mina Una Flor… Esta vez hemos sembrado mas de 800 flores nuevas, que provienen de Barcelona, de Molins de Rei, de Centelles y de Viladecans… 

Gracias a todas las personas que han hecho estas flores y a aquellas que han apadrinado parte de estas flores y a todas aquellas personas que me ayudaron a sembrarlas ante el mismo muro de la vergüenza, en especial a Youness Belkhazi Samia Errazzouki. También agradecer al FiSahara por incluir este proyecto en su programación…. juntos lo hemos conseguido».

Moulud Yeslem

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El pintor saharaui, Moulud Yeslem, pronuncia unas palabras tras la plantación de las cerca de 800 flores con motivo de la acción «Por cada mina una flor»

Ocho muros defensivos de más de 2.700 km de longitud, construidos por Marruecos, separan a los refugiados saharauis de su territorio

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Fotos: Moulud Yeslem  y Capitán Jadoc

SONRISAS SIN MIEDO

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Una niña saharaui delante de la recreación de una de las zonas más minada del mundo. Sáhara Occidental.

Foto: Fernando Gutiérrez ©

En los campamentos de refugiados saharauis en Argelia lo he encontrado todo. He encontrado dignidad, mucha. He podido recordar que sus derechos son, ni más ni menos, que los derechos de todos. Allí me han enseñado el mejor camino para vivir, fraternalmente y como verdaderos hermanos. He tenido tiempo también para recoger, como decía, muchísimas sonrisas y, además, me han podido contar unos cuantos cientos de sueños, de los que se cumplen, claro.

Razón y conciencia 

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Hadaiya levanta sus manos en señal de victoria.

Foto: Fernando Gutiérrez ©

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Sale dirige a la cámara esta mirada y la señal de victoria tras darse un chapuzón para soportar mejor la temperatura de cerca de cuarenta grados centígrados.

Foto: Fernando Gutiérrez ©

Magia y libertad

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Wafa, el Sahara eres TÚ

Foto: Fernando Gutiérrez ©

¡Wafaa! ¡Wafaa!

En agosto del año 2012 conocí a Wafa en España. Hasta entonces el Sahara Occidental había sido un lugar del mundo lejano y desconocido para mi. Esos días, Wafa andaba correteando por Galicia con los niños y niñas de su edad feliz. Cuando algún adulto, al tropezar con ella, le preguntaba … y tú, ¿de dónde eres? A todos respondía con la misma sonrisa: «SOY SAHARAUI». Se reía a carcajadas y se volvía deprisa a jugar con los niños…

A veces en la vida, en nuestro camino, nos cruzamos con gente especial, con personas diferentes. Wafa es, sin duda, una de ellas. Personas que, no sabemos muy bien porqué, te vuelves a cruzar antes o después. Pensé que aquel verano sería el último que Wafa pasaba en España. Así lo dicen las normas, una vez Wafa había cumplido la edad a partir de la cual ya no podría acogerse a los viajes en verano con su familia española. Pero Wafa volvió en 2013 a pasar el que sería, este sí, su último verano en España. Así que no lo pensé, carretera y sorpresa. La ilusión de Wafa sería la mía tambien.

Y a veces la vida se mide por el peso de esas ilusiones, al menos para mi.

¡NOS VEREMOS EN TINDUF!

     Y así ha sido. Durante unos días he conocido la Wilaya de Dahjla, donde viven la familia y los amigos y amigas de Wafa. Avión y sorpresa para pasar cinco días inolvidables en los campamentos de refugiados saharauis.

Todo me hacía pensar que no sería fácil partir y dejar allí a Wafa y a los suyos. Últimos abrazos y últimas palabras. Se escucha el llanto. Será el mío. Es domingo y Wafa y sus hermanas se han tenido que ir a la escuela. Sin darnos cuenta ha llegado la hora de irnos. El padre de Wafa, poco visible en días anteriores debido a su trabajo cubriendo el perímetro de seguridad, fue en su coche a recoger a Wafa para acercarla al Ayuntamiento y así poder despedirme de ella.

Y te fuiste sin decir nada, en silencio, como siempre haces y pides las cosas. Sin pedirlas. Como sin decir nada sabes que siempre me acordaré de tí…

EL SAHARA ERES TÚ

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Miño, Galicia. Agosto 2103

Niños, jóvenes y mayores. O mejor, mayores, jóvenes y niños…

Miradas de arena y sueños de barro, ¡da igual!, se vienen conmigo. Maletas que van y vuelven llenas.

Sobran SONRISAS y sobra MAGIA

Y aún siento que falta algo…

 

¡NOS FALTA LA TIERRA!

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Halifa y yo. Saharaui Selfie

Foto: Fernando Gutiérrez ©

2014

 

3 comentario

  1. Me encanta la labor q estas haciendo FErnando, mostrando al mundo como es realmente el mundo saharaui.
    Mucha suerte con tu blog!! Bonita frase» ….flores que crecen donde las minas desaparecen…»
    Entrañable tu historia con WAfa, enhorabuena!!!!!

    • Un millón de gracias por tus palabras. Está comprobado dicen… Sí plantas flores, crecen flores.. Sí plantas terror, crecerá el terror. Sí entrenas a baloncesto los sábados en la Fundación Síndrome de Down de Madrid, quizá acabes escribiendo sobre los niños del Sahara! Gracias de nuevo.

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